El proyecto Éco-cœur de ville en Notre-Dame-de-Gravenchon tenía como objetivo la revalorización integral del centro urbano, en una superficie de 19 hectáreas, dentro de una estrategia de renovación urbana sostenible. Diseñado en el marco del programa nacional del mismo nombre, el proyecto aspiraba a reforzar la atractivo del centro urbano integrando plenamente los desafíos medioambientales y climáticos.
Para acompañar esta transformación, el vivero Van den Berk suministró árboles adaptados a las difíciles condiciones urbanas, como la sequía estival y la compactación o impermeabilización del suelo. Entre las especies seleccionadas se encuentran Pinus sylvestris, Betula utilis ‘Jacquemontii’, Acer buergerianum, Ostrya carpinifolia y Corylus colurna. Gracias a su tolerancia al calor y a la sequía, su valor estético y su resistencia en entornos urbanos, estos árboles de gran porte permitieron generar, desde el inicio, una atmósfera vegetal madura.
La Compagnie du Paysage, responsable del diseño, imaginó un centro urbano completamente reestructurado en torno a la infraestructura verde. El objetivo: reconectar los distintos polos urbanos e introducir de manera masiva la naturaleza en el corazón de la ciudad. La Rue de la République se transformó en el eje paisajístico central, bordeado de árboles y conectado con los principales espacios públicos renovados. Lugares clave como la Place des Hallettes o la Place de la Hêtraie se convirtieron en espacios sombreados, acogedores y propicios a la convivencia.
Una particularidad destacada del proyecto es su convivencia con infraestructuras industriales cercanas, como las refinerías del sitio de Port-Jérôme. En lugar de ocultarlas, el diseño buscó establecer un diálogo visual y espacial entre la ciudad y su paisaje industrial, a través de perspectivas cuidadas y conexiones peatonales. Este enfoque se desarrolló respetando estrictamente las normativas aplicables en zonas de riesgo tecnológico, sin renunciar a las aspiraciones ecológicas y estéticas del proyecto.
Esta reinvención del centro urbano, que conjuga exigencia ambiental, innovación urbana y resiliencia, fue reconocida en 2018 con un premio en los Défis Urbains, que destacó su enfoque ejemplar de desarrollo urbano sostenible.